Registro Mágico {Helast}

Después de pasear un rato encontró el Registro Mágico. Era un edificio grande, pero ni mucho menos el más grande de la ciudad. Su diseño era bastante simple, en concordancia con la ciudad, era mas práctico que estético.

Entró por la puerta principal y siguió recto por el ancho pasillo. Todo el mundo parecia muy atareado y no le prestaba la mas mínima atención. De repente un hombre de baja estatura y ligeramente obeso, vestido con una tunica violeta se interpuso en su camino.

-Perdone, ¿le puedo ayudar en algo?-dijo.

-Ya le gustaría- respondió Helast mientras lo hacía a un lado. De repente al girar la cabeza vio otra vez al hombre delante suya. Sin duda era un mago.

-Señor, no puede andar por el registro sin permiso.

-Sí, el permiso es este- dijo Helast, lanzándole una pequeña bola de fuego.

Las barbas comenzaron a arderle mientras balbuceaba un hechizo congelante. Cuando por fin logró entonarlo correctamente mientras se alejaba, miró muy seriamente a Helast y tocó un silbato que no hizo el menor ruido. Al momento salieron por varias puertas una serie de guardias, en total seis, que tenían rodeado a Helast contra una puerta tapiada hacía unos días, puesto que aún no habían pintado el cemento reciente pero ya seco.

-¿Qué pasa? ¿Venís a agradecérmelo? He salvado a vuestro compañero de ser picado por un mosquito asesino.-dijo Helast.

-¡Eso es mentira! Ha sido un claro ataque contra un funcionario magico. Y eso es un delito muy grave.-dijo el hombrecillo.

-No puedes demostrar que miento, no podéis detenerme.

-Pero sí puedo echarte de aquí- Dijo, y acto seguido los guardias llevaron a Helast hacia la salida.

Mientras se lo llevaban los guardias, el funcionario vió la capa que llevaba Helast, no podía creerlo, pero en efecto, ese símbolo era inconfundible.

Tornando su cara mucho más seria, visto que tenía delante de él un personaje así, ordenó rotundamente:

-¡Guardias! ¡Suéltenlo ahora mismo! -y tras una breve pausa siguió- ...y bien... ¿Qué trae por aquí al famoso Loco Gris?

Su frente se mantenía arrugada como nunca y sus ojos no podían ser más penetrantes. Jamás había pensado que su vida se tuviera que cruzar con alguien como él...

Una sonora carcajada salió por la boca de Helast, pero pronto se tornó mas serio aunque con una sonrisa en la boca.

-Veo que la sombra de mi hermano es alargada...-dijo Helast- Ya que parece que ahora soy bienvenido, me gustaría que mirara este papel y me dijera algo que me sea de ayuda.

Helast le entregó el papel al pequeño mago, que temblaba de arriba a abajo.

-Uhm... Veamos... Por su sintaxis, parece anotaciones personales, no un escrito real... Dice algo de los Lerus, de una supuesta relación con un poder escondido "entre el maná", literalmente: "librar al mundo de la oscuridad"..."Entre el maná se encuentra ello"... "Los cuatro antiguos son suficientes"... "Los Lerus abrirán la puerta"..."Temed a El Desconocido"..."La victoria os hará libres"..."No sin"... Y ahí acaba el fragmento. Faltan varios trozos de frase para poder interpretarlo correctamente, puede que algo de lo que te haya dicho no fuera nada parecido si tuviera ciertos carácteres poco comunes en los huecos que quedan...

-¿Que se supone que es un Leru?-dijo Helast saturado de informacion completamente desconocida. No tenia ni idea de que trataba todo esto pero quiza en la biblioteca hubiera algo de informacion al respecto.

Le arranco de la mano el pergamino y se fue rapidamente sin despedirse, dejando a todo el mundo con los ojos como platos y ligeramente cabreados por la falta de respeto que tenia el personaje.