Acordes Relajantes

Aquí otra historia que comienzo, espero que os guste.
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-Inspector, por aquí,- indicó un joven becario de la policía- el forense ya ha determinado la causa de la muerte y espera su visto bueno para proceder al levantamiento del cadáver.

El hombre al que se dirigía era Andrew Kurpin, inspector de policía de Los Ángeles. Era un joven ambicioso de 36 años, alto, corpulento, con el pelo rubio y corto. Llevaba siempre unas gafas de sol puestas, hasta en lugares cerrados y poco iluminados. Había llegado hace 3 meses y ya había conseguido un importante y merecido puesto en la comisaría. Era un genio en lo que a buscar criminales se refiere, ya que al no tener familia, ni novia, ni amigos en la ciudad, se dedicaba por completo a su deber como policía.

Se introdujo rápidamente en aquella casa. Era la típica casa modélica de Los Ángeles. Estaba en un barrio residencial típico, con sus típicos niños jugando en la carretera y su típico jardín bien cortado. La verdad es que era una casa tan clónica que podrían estar rodando una película allí y no lo sabrían.

Dentro todo era igual de típico: jarrón típico, cuadro típico, sofá típico, cocina típica, familia muerta típica....

-Inspector Kurpin, le esperaba.- dijo un hombre de unos 50 años de edad.- Soy el Forense Henderson. Si quiere le puedo alumbrar algo sobre la causa de la muerte.

-No hace falta, forense- dijo Kurpin- se ve que fueron ahogados con la almohada mientras dormían.

-En efecto, es usted muy bueno.

-Por eso estoy aquí.

-Lo que usted no sabe es que encontramos un reproductor de música en la cama.

-¿Un reproductor? ¿Me llaman para atrapar a un asesino que se deja evidencias por todos lados?

-Yo no le llamé.

-¿No? Pues entonces, ¿quién lo hizo?

-Me temo que he sido yo- respondió una voz a su espalda.

Andrew se giró asustado y vio a un hombre negro, de estatura mediana pero musculoso. Vestía un traje negro, camisa blanca y corbata negra. Imponía un respeto tal que Andrew se sintió culpable de ser tan creído.

-Andrew Kurpin, ha sido usted elegido para ayudar al FBI en su investigación, si decide ayudarnos deberá comunicármelo inmediatamente para informarle sobre la situación.

-¿De qué va todo esto?¿Es una especie de asesino en serie?

-Podríamos considerarlo como tal.

-Muy bien, les ayudaré, deben de estar muy desesperados para pedirme ayuda.

Tardaron unos 5 minutos en salir de la casa, ya que Andrew insistía en inspeccionar la escena del crimen. El agente del FBI se introdujo en un Cadillac CTS de color negro. Andrew se preguntaba por qué todo en el FBI era de color negro, era algo irracional, ya que un criminal podía ver a la legua que ese coche lujoso y prácticamente nuevo que le seguía era el mismísimo FBI. Recorrieron las principales calles de la ciudad en completo silencio, no podía decirse que era un silencio incómodo, ya que para Andrew lo incómodo sería hablar con aquel hombre de negro. El viaje duró menos de lo esperado.

-¿Por qué paramos en la comisaria? Lo normal sería ir a sus oficinas.

-De momento tenemos una sala reservada para informarle de todo, tenemos nuestras razones para no llevarle a las oficinas del FBI.

-Allá ustedes y sus estúpidas reglas.

Subieron hasta la tercera planta en el pequeño ascensor repleto de gente. Era un día complicado a juzgar por la cantidad de gente que atiborraba los pasillos. El olor tampoco era de lo más agradable del lugar: sudor, drogas, pólvora y sangre no eran buenos ingredientes para un ambientador. Las escasas ventanas abiertas no ayudaban a mejorar este aspecto, ya que entraba mas humo que aire limpio. Fueron hasta una sala de conferencias con una señal de prohibido el paso en la puerta. Su acompañante llamó a la puerta y otro agente del FBI le abrió desde el interior. Este hombre era bajito, seguramente de origen mejicano y a juzgar por su nerviosismo o era muy nuevo o mi acompañante era más importante de lo que yo creía. Entraron en la sala escasamente iluminada y se sentaron alrededor de la mesa mientras el agente mejicano llevaba una taza de café a cada uno.

-Soy el agente especial Jason Smith, y mi compañero es Roberto Buendía.- dijo el agente negro mientras Buendía sacaba un informe del maletín- Somos los encargados de perseguir y capturar al criminal prófugo autor del asesinato que usted ha visto, así como de escaparse del reformatorio de Preston Wings en Oakland.

-¿Y como saben tan pronto que ese fugitivo es el autor del múltiple asesinato?

-Perdimos su rastro cerca de esa casa- dijo Buendía- aparte de que hemos encontrado huellas suyas en el interior de la casa.

-Si saben tanto no se para que me requieren.

-Es un criminal muy peligroso, los informes psicológicos nos indican que estamos ante un psicópata con una capacidad para cometer asesinatos brutal. De hecho, no hace ni un día que se escapó del reformatorio.- dijo Smith mientras buscaba algo en el informe.

-No creo sea el primer psicópata al que se enfrenta el FBI.

-Bueno, sí es el primero que se escapa de un reformatorio tras 8 años en el. En este momento tiene 16 años. Entró con 8 años tras matar a un compañero suyo y herir a 15 estudiantes en el colegio donde estudiaba. La víctima fue asesinada por no compartir los mismos gustos musicales que el sujeto, los demás solo se encontraban cerca.

Andrew palideció por un momento, un sudor frío recorrió su frente y solo su orgullo le impidió salir de la habitación a tomar el aire.

-No me diga que…- titubeó Andrew.

-Sí, Andrew, el asesino es su hermano Thomas.

Me gusta, me gusta... no tardes tanto en continuarla como pasó con la fama granate xD

Este es mi género preferido, desde luego... y digo lo que Imanol, para que no perdamos interés.. no tardes en publicar más...