Arboleda Pennae

Enrojecidos mis ojos por la espesa niebla que rodea la arboleda, calmo mi espada mojada por la humedad y dejo de mirar lo inexistente. La colina en la que me encuentra está bastante destrozada por la erosión que ha creado salientes cortantes y duros. Otra vez mis dotes caninos me ayudan en la naturaleza.
Bajo uno de esos salientes y delante de un triste arbusto descanso sentado mientras contemplo como los árboles intentan escapar de la niebla. Ya hace rato que percibo un horrible hedor que alterna de ligero a pesado.

Neil, camina hacia lo que él cree que es correcto. Los árboles, húmedos, pueden guiarle y perderle a la vez. Salta un pequeño hilo de agua con residuos fecales que provienen de las ciénagas y pisa el suelo liso a los pies de una gran colina. Una colina bastante irregular. Ligeramente se puede ver la cima de ésta....

Neil atravesó la niebla en busca de algún estanque para descansar sin que lo molesten de nuevo. Aunque ahora no era algo que le importara demasiado, le encanta caminar en un entorno tan húmedo. La vegetación era muy abundante, poco verdosa, como si el sol nunca hubiera sido capaz de romper con la niebla y dar vida y verdor a aquel lugar.

Mientras seguía su camino, Neil iba pensando en los dos tipos que dejó atrás. «Ya ha habido muchos que intentaron intimidarme con la mirada, pero nunca vi a ninguno que lo siguiera intentando más de un instante... Si me encuentro con ellos de nuevo, creo que...», y sus pensamientos se pararon para desviar su atención al único movimiento que había detectado en todo el trayecto recorrido. A unos 20 metros de distancia. Neil paró de caminar, aunque el suelo estaba cubierto de tierra blanda y esponjosa, el silencio abrumaba allí a cualquiera incluso pisando fuerte. Sin mucha dificultad, ya que su vista estaba acostumbrada a humedad mucho más densa, divisó una silueta, humana en apariencia.

«Hmmmm... Pensaba que no me iba a encontrar con nadie. No tiene pinta de ser ninguno de los dos a los que me encontré en la ciénaga...», pensó Neil.

Observó su alrededor. Sus ojos dieron con una pequeña hondonada en el suelo, no más de metro y medio, con la misma tierra blanda que en ese momento pisaba. Estaba a unos pasos nada más. Neil se acercó, se acomodó en ella a modo de tumbona y descansó. «Espero que no venga ese tipo aquí y pase de largo, no tengo cuentas pendientes con nadie», se quedó pensando Neil, mientras mantenía un mínimo de prudencia, pendiente de los ruidos extraños y toscos que emitía aquel individuo.

Con la más larga de sus espadas, extendiéndola hacia el cielo sin hacer el menor ruido, el espadachín ojeó a vista de pájaro el pie de la colina. Creyó ver varios arbustos moviéndose ligeramente, pero no estaba seguro de cuántos de ellos serían personas. En todo caso, bajó la espada lo rápido que pudo y, sin envainarla por miedo a descubrirse ante estos desconocidos.

No le importaba dónde estuviese Neil ni si Helast se quedaba atrás. Lo único que ocupaba su mente en ese momento era noquear y después preguntar. Intentaba convencerse suficiente como para no dudar cuando llegase el momento, pero no sabía qué pasaría. De cualquier manera se adentró en la espesa vereda más atento al oído que a la vista.

Helast veia a lo lejos a Gamma Meterse en los arbustos. Este hombre desde luego no pensaba mucho las cosas. Por su parte Helast se fue a una posicion mas alta, para ver que pasaba. A su lado se encontro a Neil tumbado. Tambien vio a un hombre agazapado a lo lejos. De repente aparecio Gamma cerca de el personaje, y ambos se quedaron mirandose como en un duelo.

Neil, al ver aparecer a Helast y Gamma, sintió una mezcla de entusiasmo y tedio, pues quería continuar descansando, pero le divertía que la situación se agitase un poco.
-Vaya, pensaba que no vendríais. No me has dicho tu nombre aún, solo conozco el de tu compañero, que por cierto... ¿Cómo es tan poco disimulado?
-Soy Helast, y sí, al final hemos decidido venir, no queríamos quedarnos a esperar de brazos cruzados-. Helast miró desde allí a su compañero, y añadió: -Él es así; no piensa, actúa directamente. ¿Conoces a aquel tipo con el que se ha cruzado Gamma?
-Creo que deberías controlar al menos tú su ingesta de alcohol, como siga así puede acabar muerto en cualquier momento... Y no, no lo conozco, estaba descansando aquí, esperando a que se fuera por otro lado...
Neil fue bajando el tono, porque aquel desconocido volvió a soltar un gruñido. Neil le preguntó a Helast en voz baja:
-¿Qué hacemos?

Por otra parte, el espadachín borracho observaba a su enemigo atentamente. Había perdido las ganas de cazar completamente, y no le parecía ni peligroso ni digno cruzar su espada con él, ya que le parecía desarmado. Dormirse en el hueco del árbol en el que esperaba para atacar fue lo que más inteligente le pareció, pero por si acaso no olvidó colocar sus manos en las empuñaduras de sus espadas por si él decidía atacarle tras tanto tiempo cruzándose la mirada.

Un pequeño gran ruido lo despertó. Había caído al suelo como si nada, sin ninguna seña de violencia. Se acercó a él para comprobar qué había pasado, y parecía que seguía vivo, pero su corazón latía muy despacio. Levantó sus párpados para comprobar sus pupilas, no sin hacerle un pequeño rasguño nada intencionado en una de ellas. Efectivamente, no se había desmayado, sino que había llegado a un estado de letargo inexplicable a primera vista, ya que sus pupilas permanecían extremadamente quietas y el iris se relajaba poco a poco hasta alcanzar la tensión mínima en las fibras...

No sabía qué estaba pasando, pero rápidamente les hizo una seña a los otros para que avanzaran rápido hasta salir de esta arboleda.

Entonces observó el cuerpo casi sin vida, tirado en el suelo. Sería devorado muy pronto si lo dejaban así de indefenso, así que pensó que quizá debían llevarlo a cuestas hasta la siguiente ciudad, con un par de ramas y un trozo de túnica bien atado... No sabía bien qué iban a pensar los demás, y no le apetecía hablarles por si había algo más entre las malezas, que ocupaban cualquier sitio a donde dirigiera la vista; así que se apresuró a cargarlo sobre su hombro derecho y comenzó a avanzar junto a los otros lo silenciosamente que podía con tal bulto a su espalda.

En cuanto vieron la señal de Gamma tanto el como Neil prosiguieron su camino. Era extraño pero habina obedecido a Gamma sin decir nada al respecto. Para ser un grupo de reciente creación y sin una conexión profunda, parecia que iban a continuar todos juntos.

Helast vio que su compañero cargaba a alguien en su espalda, desde luego Gamma iba recogiendo toda la mierda del camino, primero a él mismo, luego a la trucha y luego a un tio en coma. Dejo de pensar en ello cuando salieron de la arboleda y el sol por fin toco sus pieles.