Cuando el reloj dio las seis y media

Atravesé el quicio de la puerta y allí estaba él, sentado en el sofá mientras mareaba el licor de su copa. Me miró intentando encontrar el porqué de mi visita, pero a los pocos segundos cesó en su búsqueda y continuó mirando hacia el infinito. Me resultaba tan atractivo en esa posición que no podía parar de mirarlo, y él lo sabía por lo que no se molestó en moverse.

Habíamos tenido una gran discusión la noche anterior y yo me fui dejando tan sólo el recuerdo de mi presencia y una bofetada justo al lado de sus labios. Ambos sabíamos que esto no iba a durar mucho, pero ninguno se atrevía dar el paso definitivo.

De repente él se levantó y, con toda la tranquilidad del mundo, dejó el vaso justo al lado del mando de la televisión; se abalanzó sobre mí, me tapó la boca con la mano para impedirme que emitiera sonido alguno y me dijo que no me quería, que no se arrepentía de haber hecho lo que hizo, que lo volvería a hacer y que definitivamente, no quería estar conmigo.

Después me besó.

A continuación le susurré algo al oído y reaccionó como yo esperaba. Saltándose las reglas de la ley de la gravedad, encajó mi cadera en la suya mientras me sujetaba por la cintura y me besaba una y otra vez.
Esa noche hicimos lo que mejor se nos daba: amarnos, amarnos sin parar, sin importarnos el tiempo, las terceras personas o las diferencias entre nosotros; en ese momento sólo estábamos él y yo unidos por algo más que un lazo físico.

Esa relación acabó esa madrugada. Cuando el reloj dio las seis y media de la mañana, el sol ya asomaba los primeros rayos perezosos del día y nosotros nos mirábamos como si no nos conociéramos de nada, como dos personas que coinciden en un bar e intercambian un par de miradas.
Yo lo quise, él me quiso y nos quisimos como nadie pero sólo durante esa noche, todo lo anterior era una mentira, todo fue puro teatro que intentó engañarnos a nosotros mismos.

Nunca una noche de sexo me marcó tanto, nunca un susurro desencadenó algo tan maravilloso como lo de aquella noche.

Me ha encantado. ¿No sera autobiografico?

Muy buen relato, lo único que me parece criticable es la temática, algo típica...

Por lo demás muy buena calidad. Ya estábamos deseosos de que volvieras

Ójala fuera autobiográfico, Giorgo. Creo que me encantaría que algo así me pasara.
E, Imanol, llevas razón en que la temática es un pelín tìpica, pero la vida real es típica

Uhm, a mí no me gustaría que me pasara. Sería un mal sabor de boca acostarme con alguien que no piensa quererme

Espero tener una vida atípica, entonces

Realmente si se querían, pero sólo durante el acto sexual.
Y creo que sí, que llevas una vida muy típica, quizá demasiado

¿Te gustaria tener a alguien que solo quieres mientra haces el amor? Discrepo.

Es muy triste ver que alguien te aprecia físicamente y no psíquicamente... Porque el hecho de apreciar el físico, normalmente hace tambalear la autoestima del psique, para el que le preocupa más que el físico... Y porque para follar sin un amor existente fuera del sexo, ya tenemos la mano.

Por otra parte, sí, cuando uno está desesperado por encontrar a alguien, o cuando reniega de seguir buscando porque se ha llevado terribles decepciones, puede que sea la mejor opción... pero es sólo un parche, el amor es mínimo durante el sexo. Porque la consciencia también es mínima.

Sois los dos demasiado hombres como para apreciar lo que os quiero dar a entender.
La relación existente entre estos dos era de amor-odio, habían estado mucho tiempo juntos y estaban en un momento en el cual sólo se dedicaban a echarse cosas en cara. Se amaban, se querían y se odiaban a la vez.
Ese fue el punto cúlmen de la relación en el que se dieron cuenta que se amaban tanto, tanto que no podían más que separarse porque terminarían haciéndose daño.
¿Qué mejor manera de dejar una bonita relación que echando el polvo de tu vida?

Imanol, deja de pensar cómo hacer el amor y ¡hazlo!, para eso no necesitas pensar ni aparentar que sabes mucho utilizando palabros imposibles y sin sentido, solo tienes que sentir...

¿que insinuas cuando dices que somos demasiado hombres para entender?

Y yo entiendo lo que dices, pero ese tipo de relcacion no me gusta, y lo digo. Espero que no seas demasiado hombre para que me entiendas

La cuestión es que no creo que se pueda amar y odiar a la vez. Querer follarse a alguien y odiarlo sí, pero eso es otra cosa mucho menos bonita.

Y amo suficiente, gracias por la invitación