Capítulo 5- Entendimiento

Despertó con el ajetreo de los comerciantes que, en tan temprana hora, comenzaban a colocar sus pequeños puestos en la plaza central del pueblo. Se levantó casi por inercia y se arregló lo mejor que pudo. Cuando terminó, los puestos ya estaban listos y se escuchaba como la gente del pueblo llenaba lentamente la plaza con su bullicio. Abrió la puerta de su cuarto y recorrió a toda prisa el pasillo hacia las escaleras, la señora de la posada ya estaba en el recibidor con su sonrisa codiciosa en los labios y mirando la puerta principal al igual que un león acecha a su presa. Al salir por la puerta principal su mira de cruzó con la de Hita quien estaba apunto de pasar a la posada.

-Buenos días…- sonrió – Venía a despertarte pero ya veo que no hacia falta. Tú y yo nos vamos a comprarte algo de ropa, ¿o piensas ir deambulando de un lado a otro con ese trapo?

Antes de que Yadrie pudiera decir palabra, Hita ya la había tomado por el brazo y la arrastraba hacia el mercado con grandes pasos y una gran sonrisa en la cara. La mañana fue bastante productiva, Hita le compro lo necesario para subsistir un tiempo y consiguió hacerse con un mapa bastante detallado de la zona, Hita le recordó que debería encontrar un trabajo pero ella estaba en su mundo intentando resolver el rompecabezas que se había formado a su alrededor en tan poco tiempo. Yadrie asentía y caminaba al lado de su guía particular sin haciendo caso omiso de sus palabras, simplemente, se dejaba llevar. Observaba todo su alrededor disimuladamente en busca de algo que le indicara donde se encontraba exactamente ya que su incursión la noche anterior no tuvo demasiados resultados respecto a esa cuestión.

Con la llegada del mediodía Hita la llevó a comer algo a un taberna llamada “El Dragón Errante”, Se trataba de un local bastante amplio teniendo en cuenta el reducido tamaño del pueblo. Se sentaron juntos en una mesa al fondo del local, junto a una de las escasas ventanas que permitía la entrada de la luz del sol iluminando así la estancia y llagándola de vida. La una gran barra recorría más de la mitad de la pared izquierda del local frente a la cual se disponías ocho mesa colocadas sin orden alguno. Al final de esta se podía apreciar un pequeño recoveco en el cual se situaba la entrada a la cocina. Tras la barra un hombre bajito y barbudo, de pelo cano, nariz grande y cejas generosamente pobladas clavaba la mirada de sus pequeños ojos oscuros en una copa a la que sacaba brillo con un trapo blanco e impecable, absorto en su tarea, no se percataba de ningún suceso a su alrededor simplemente se limitaba a mirar el reflejo de la copa como si en él pudiese revivir su vida una vez más y experimentar todas y cada una de las emociones pasadas como si fuera la primera vez y el tiempo y los años no hubiesen pasado por él. Hita contemplaba al hombre impaciente esperando una mínima señal de vida más allá del oscilante movimiento de sus manos sobre el ya más que reluciente cáliz.

-¡Ther! –Exclamó el muchacho con una mirada de reproche en su rostro- porque frotes más esa copa no va a aparecer un genio que te llene el local de clientes dispuestos a gastar millones de sadh.

-Lo siento, a veces no soy consciente de que el tiempo sigue aunque mi mente se quede estancada en un solo pensamiento. Son cosas de la edad…- El tabernero colocó la copa en el estante junto al resto, pasó su mirada fugazmente por la puerta de El Dragón Errante y, finalmente, miró a Hita - ¿Deseabais algo?

Hita suspiró y lanzó una mirada interrogante a Yadrie que miraba por la ventana divertida atenta al diálogo entre su acompañante y el tabernero. Al percatarse de cómo Hita clavaba su mirada en ella, interrogante, dibujó una casi imperceptible sonrisa en su rostro y contestó a la muda pregunta del muchacho:

-Se supone que eres mi guía turístico particular, ¿no?- cambió el gesto haciendo más evidente su sonrisa- sorpréndeme pues.

Hita miró al anciano y le hizo unas señas que Yadrie no alcanzó a comprender, el hombre asintió con la cabeza y entró en la cocina sin decir nada. El muchacho rompió a reír ante la expresión de confusión de su amiga:

-¿Acaso no te a parecido suficientemente sorprendente?

Yadrie comenzó a reír junto a él y cuando pudo volver a respirar no dudó en preguntar:

- ¿Estas seguro de que te habrá entendido con esas señas?

-Seguro, yo antes trabajaba aquí, después, me canse del bullicio de la gente, de las noches en vela trabajando como una mula, y de las broncas con los borrachos noche si y noche también. En estos momentos me dedico a ayudar a un pastor con sus ovejas, el hombre ya es muy mayor y no tienen hijos que puedan hacharle una mano.- Suspiró, Yadrie seguía mirando por la ventana sumergida en su mundo- Labêr, el pueblo se llama Labêr.

La chica abrió los ojos como platos y giró la cabeza rápidamente clavando la mirada en los ojos verdes de su compañero, sin dar crédito a como este había dado con la pregunta que hasta ese preciso momento llenaba por completo su mente. Una vez más, Hita contestó a una pregunta que nadie había formulado:

-¿Qué otra cosa ibas a estar buscando? Me has hecho comparte un mapa por lo que deduzco que no conoces la zona y no paras de mirar de un lado a otro incluso estando a qui dentro, esta claro que sigues tan desorientada como cuando te encontré tirada en medio del bosque.

Ninguno de ellos volvió a abrir la boca en toda la mañana. Comieron tranquilos y en absoluto silencio mientras el anciano tabernero terminaba de sacar brillo al resto de las copas sucias que había dispuestas sobre uno de los extremos de la barra del bar. Yadrie esperó hasta que Hita terminó de comer, tomó sus nuevas pertenencias y se marchó a la posada en su compañía. Se despidieron en la entrada ante la atenta mirada de la posadera que no perdía detalle mientras atendía a un matrimonio joven.

La chica subió a su cuarto cerró la puesta y extendió el mapa sobre la mesa con urgencia. El pueblo donde ahora se encontraba estaba al noroeste de un extraño continente llamado Phentur.

Chica, lo de escribir de forma impulsiva lo estás llevando al extremo. Las faltas y otras erratas dificultan la lectura... considerablemente.

La trama... bueno, me parece un poco vacío, yo me habría esperado a alargarlo con algo más interesante, o quizá habría resumido alguna parte.

Concuerdo con Imanol. Hay que cuidar la estética (Y con estética me refiero básicamente a la ortografía y demás reglas gramaticales) Básicamente eso es un 70% del relato. Si lo que cuentas no está bien presentado, ya puede ser la obra más bonita que existe...que parecerá un tostón.
No es que esté mal, pero tienes que poner más cuidado.

sta vez lo he escrito antes en un dovumento de Word para que no hubiera faltas T_T

Lo del documento de Word no funciona, hay que tener ortografía por uno mismo, Word no reconoce la mitad de los fallos =P

lo revisaré cuando tenga algo de tiempo entonces.