Todo es caos en esta clase. Caos y diversidad. No son más que animales.
Está la empollona, que es mona si no habla. Se dedica a poner caras extrañas para que los demás se rían de su capacidad por ridiculizarse. "¿Realmente hay que estudiarse todo esto? No puede ser, ¡no me va a dar tiempo!"
Está la viva imagen de la petarda que invade las clases año tras año, agotando su sonrisa pedante y comprometida.
Está también el jugador. El típico chulito de playa que te sonríe y también sonríe a las demás. Que te toca el pelo, que te hace cosquillas, que te coge de la cintura cuando estás a punto de caerte de culo. Te coge de la cintura por no cogerte del culo. Y coquetea contigo a la mínima oportunidad "¿Perdona, está ocupado este asiento?" *Sonrisa perfecta*
Está la siniestra. Esa mezcla de choni, gótica y emo suicida que se sienta en la esquina de la quinta fila con todo el pelo en la cara para tratar de "pasar desapercibida" su frase típica: "Este mundo es una mierda" "Esta clase es un asco" Joder. Claro que es un asco y contigo aquí más todavía. Es la encargada de poner un aire dramático y deprimente al ambiente. Se esconde detrás de todo ese tupido maquillaje, para que no veamos en el fondo lo patética que es.
Está la cuarentona, sí. Esa mujer de cuarenta (o más) años que tiene las hormonas más revueltas que la guarra oficial de clase. Sí, esa que olvida que todos nosotros podríamos ser sus hijos, que coquetea con el chaval de gafas que sólo tiene ojos para mí. Que le coge su botella de agua y bebe de ella dejando aposta que unas gotitas se posen en su labio inferior, para luego chuparlo sensualmente. Provocando que se me pongan los pelos como escarpias del asco. Yo al chico de gafas no le hago caso. Más que nada porque me da asco que soporte a la vieja hormonada.
Está la imbécil de la fila de atrás, la de la risa que te produce jaqueja. Que no es más fea porque tuvo suerte al nacer.
Está también el tío buenorro. Ese que hace que a las demás mujeres del harén se les pongan los pezones tan duros como piedras. Da la casualidad que este año es negro. "¿Por qué Haití?" ¿Y por qué no?
No entiendo. Yo no le veo tan impresionante. Me matan más los ojos del chico que tengo delante.
Está la minusválida, que pretende caerte bien y por la que intento no sentir lástima "Te puedo facilitar..." No quiero que me facilites nada, quiero que desaparezcas.
Está la adicta a internet, que no se separa de su portátil ni tan siquiera cuando habla con su móvil. Es amiga de la chica conectada a su blackberry 24/7.
Hacen buenas migas, ignorándose mutuamente y friéndose el cerebro poco a poco. Una muerte lenta e indolora. Resulta que a fin de cuentas, son listas aunque no lo parece.
Está el que sufre parkinson precoz y picores en los testículos. Que no deja de mover la silla con su imparable temblor de piernas y su manía continua de rascarse los huevos para luego pasarse la mano por el pelo. Se me tuerce la cara en una mueca de asco infinito.
Y luego está, el acosador.
El tío que por excelencia tiene la habilidad de mirarte fijamente cada vez que tú le miras. El de las gafas se pone celoso, porque piensa que nos comunicamos telepáticamente. El otro día me arrolló en un intento de ponerme en ridículo. Sólo consiguió que, para mi mala suerte, cayera en los brazos de mi acosador. También tiene gafas, Es alto y ancho. Tiene voz de pijo y un estilo de indie mega cutre que hace que me cambie de acera nada más vislumbrarle. Tiene la manía de llenarme los pantalones de goma de borrar cada vez que paso por su escritorio, en un intento por hacer que repare en su estúpida presencia.
No deja de seguirme a todos lados, tampoco deja de mirarme por el rabillo del ojo mientras leo.
Y luego estoy yo, que me siento perdida entre tanta muchedumbre hormonada, paralíticos cerebrales y frikis que dicen que les gusta "The Smiths" y no "Hitomi Takahashi" para que no se rían de ellos los que marcan tendencia de guays.
Todo es caos en esta clase. Todo es caos y diversidad. No son más que animales.