Bueno, aquí os dejo uno de mis minirrelatos. Lo escribí hace unos meses, espero que os guste.
Noelia era una femme fatale, una puta con caché que robaba corazones y los hacía trizas como venganza, porque ella no tenía: se lo robaron y rompieron hacía tanto tiempo que sólo vivía para el sexo y su trabajo como alta ejecutiva.
Tenía el pelo azabache, rizado y largo hasta la cintura. Los ojos eran también negros, y miraban con tal sensualidad que pocas palabras más bastaban para seducir a un hombre. Sus labios, siempre rojos, nunca dibujaban una sonrisa, pero sabían besar con esa pasión que hace que en cuestión de segundos la temperatura de tu cuerpo aumente varios grados más. Tenía una estatura media y el cuerpo de guitarra. Elegante y seria por el día, por la noche salía a cualquier bar en busca de una presa fácil para calmar su sed de sexo.
Aún así, Noelia siempre se sintió sola.
Cuando coincidíamos en el ascensor, siempre me invitaba a tomar un café a su piso, pero como vivíamos puerta con puerta, terminábamos en el mío tomando zumo de manzana y pastas.
Mezclado con un poquito de tequila.
Fumábamos juntas en el salón y se burlaba de lo triste que era su vida mientras miraba por la ventana con media sonrisa forzada. "¿Sabes? La vida es una real mierda -decía-. Para tres vicios buenos que hay, dos matan y el otro te lo ofrecen un puñado de hijos de puta".
Por eso, cuando hoy la policía ha llamado a la puerta a las seis de la mañana, sabía que mis temores se habían hecho realidad.
Una camilla se llevaba a Noelia casi muerta. Se había tomado una caja entera de pastillas. Justo cuando perdía el conocimiento, el compañero de cama de aquella noche se despertó y se percató de lo ocurrido.
Noelia había pensado que lo mejor sería ahorrar tiempo y sufrimiento y provocar ella misma su muerte fatal.