Que me gusta cuando tocas la guitarra.

Rebeca llegó a casa y se fue corriendo a su habitación. Marcos desde el salón esbozó una sonrisa de esas que ponemos cuando no podemos remediar un amor grande y delicado, pero no se movió del sofá.
Rebeca, llorando, sacó la guitarra del armario y la abrió despacio para que Marcos no supiera que iba a tocarla. La tocaba tan bajito que nunca la oía, pensaba. Aquel día necesitaba contarle a alguien que le había ido mal en el trabajo, que Lucía se había enfadado con ella porque no quería contarle por qué estaba triste, que no tenía fuerzas para seguir fingiendo que estaba bien. Y, claro, esas cosas ella no podía contarlas mediante palabras, no. Nadie podía verla triste, porque eso delataría que no era tan fuerte como los demás pensaban. Así que esas cosas se las contaba a su guitarra, bueno, a la guitarra de Marcos, mediante música.
Cuando sacó la guitarra, descubrió una hoja de cuaderno debajo de ella, y se sentó a leer.
Era sin duda la letra de Marcos.

Oye tú, ojos tristes, me gusta cuando tocas la guitarra. Sí, tú que te crees que nadie te oye, pero yo no soy tonto y sé cuándo tocas la guitarra, porque vuelves con los ojos rojos de llorar, pero contenta. Y aunque suene raro, así estás más guapa, porque sé que por mucho que lo intente, a la única a la que le cuentas tus cosas es a tu guitarra, y no con palabras, sino con gestos y caricias y acordes y notas sueltas, y vuelves al salón y me miras con esos ojos felinos y tristes, y me sonríes tímida, y eso es gracioso.
Y aunque te pida que esta noche me des un concierto privado, sé que no me lo vas a dar, porque sé que lloras cada vez que la acaricias, y cuando te vas de casa y me apetece sonar música, las lágrimas que se han caído de tus ojos grises se han secado, pero quedan ahí como caminos hacia ninguna parte, y sé que has vuelto a tocar alguna canción bonita de esas que sólo sabes tú.
Como te decía, ojos tristes, me gusta cuando tocas la guitarra.
Ah, por cierto… Te quiero.

Corto, conciso y en cierta forma elegante. Me gusta

Muchas gracias Son dos relatos diferentes que tenía olvidados, y al juntarlos no me quedó mal jaja

Molto bello.

me gusta, si no fuera por la nota(me parece un pelín(con el acento de la i bien marcado eeeee) extensa)