Qué puedo decir... Ha habido tantos cambios a lo largo de mi vida que al final he llegado a verlo todo con cierta perspectiva, como si ya no quedara nada fijo, como si ya todo fuera a durar muy poquito y no valiera la pena involucrarse demasiado. Me siento un poco aparte. Tantos cambios me han vuelto demasiado reflexivo, y me paso el día dándole vueltas a la cabeza por mero placer. Sin embargo, empiezo a cansarme, porque cuanto más pienso más me cuesta creer en algo. Hace mucho creía en Dios, en el bien y el mal, en el alma, en el amor... Y ahora soy incapaz. No obstante, una parte de mí se niega a aceptar que el bien y el amor no existen, así que cada día es una lucha entre mi parte racional y mi parte irracional. Y como suele ganar la razón, tengo que aceptar que vivo en un mundo sin sentido, y eso es bastante triste. Pero bueno, a pesar de todo siempre estoy de buen humor y hago chistes malos con cualquier cosa. Mis amigos dicen que siempre estoy contento.
Suelo escribir historias fantásticas. Incluyo en ellas mis reflexiones y suele haber un personaje con esa lucha interna de la que he hablado. Y por supuesto, hay chistes y humor por todas partes, jeje. Y cuanto más absurdo, mejor. Pero ojo, no soporto el lirismo excesivo. Si la narración no es fría y sencilla, no me gusta mucho.
Así que en general se puede decir que cada día cabalgo entre la fantasía y el nihilismo más jodío que pueda haber, tomándomelo todo con buen humor.