Cuatro esquinas tiene mi imperfección

Empiezo acabando esta frase. Una frase, cuatro palabras. Todas tienen cuatro palabras. Bueno, sólo hasta aquí.

Antítesis, atacas mi deseo de sentir el equilibrio desequilibrado que provoca el intento de perfección, el cuatro, el eterno número sin cifra que intenta conseguir intentar el equilibrio. Pero todo se equilibra, todo se equilibra si piensas que lo hace y, cuando no lo piensas…hasta el equilibrio pierde su control. Pero no es lo mismo no pensar que pensar que no. No es lo mismo negarse que ausentarse. No es lo mismo afirmar que deslizarse sin mirar de frente. Todo pesa, nada pesa, todo es nada y la nada es el todo de ella misma. Cuatro paredes acorralan el perfecto edificio que intenta conseguir el centro, que intenta equilibrarse. Cuatro vértices intentan centrarse fijando su inexistente vista en un punto fijo de esta pantalla, un punto central, un punto que nos hace pensar en el hipócrita equilibrio, en el sincero y auténtico equilibrio careciente de autenticidad auténtica. Estás leyendo tanto sobre el equilibrio, querido lector, que estás empezando a desequilibrarte… ¿a qué me refiero? ¿En qué consiste tu actual desequilibrio? En pensar que lo posees. Desequilibrio es el cuarto apellido de Doña Ausencia del Equilibrio…’Equilibrio’ es el apodo de Don Desequilibrio Ausente…gallinas que ponen huevos, huevos que crean gallinas…no existe equilibrio ahora que piensas que no lo hay…pero ahora que piensas que sí, renace…todo fluye, la Nada está en el Todo y a nada puedes llamarlo “Todo”. El cuatro posee el reflejo de tu desesperación esperanzada. El cuatro es el ejemplo de cómo podemos creer que algo (en este caso un insignificante número significativo) puede equilibrarse dividiéndolo por dos…pero, ¿si simplemente restas el número tres del cuatro? ¿Desequilibrio? O no…queda uno, tú eres uno, tú desequilibraste mi equilibrio para conseguir equilibrarme cual ficha de dominó caída golpeando mis cuatro fichas restantes…tú eres uno, sin ti no habría escrito esto…sin ellos tampoco, pero ellos no importan… ¿o sí? Ahora no, pienso que no…siento el equilibrio (sufrir me produce placer al saber que, si no sufriera, sería como vosotros: “normal” (dense por aludidos aquéllos que no hayan entendido nada de este texto.)).

"¿Perfección? Está en aquéllos que no la buscan...yo no paro de buscarla."

"Lo único bueno de la perfección es que no existe."

"Pierdo el control cuando la necesidad de control se me mete entre ceja y ceja."

"Cuarta frase de un enfermo fantasioso que añora la futura perfección imperfecta."

Chapeau.

Fantástico.