Nuestro Momento

Este es un relato de sandrasma, que parece ser que no puede entrar en el foro, cosa que no entiendo

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E imaginar ese momento en el que me rodea con su brazo sobre mi cintura, paseando al atardecer por aquella playa desierta, donde lo único que quedaba atrás eran nuestras huellas, que el agua iba borrando con su vaivén en la arena.

El atardecer era nuestro compañero. Ver en la lejanía del horizonte cómo el sol iba escondiéndose tras el inmenso océano. Y cómo reflejado en el agua, se distinguían unos colores preciosos.

En este momento nos paramos para contemplar cómo poco a poco, desaparecía ante nuestros ojos. Ambos nos miramos, y poco a poco nuestros labios se fueron acercando. Era el mejor beso que había recibido hasta entonces: dulce, cálido... un sinfín de sensaciones inexplicables.

Me rodeó con sus brazos frente a él, mientras miraba fijamente mis ojos. En aquel instante mi corazón empezó a latir más fuerte, cuando de su boca escuche un “te amo”... aquellas palabras hicieron que mi cuerpo se estremeciera.

El tiempo se paró. Aquel era nuestro momento, nuestro lugar... todo lo que nos rodeaba se quedó inmóvil durante un segundo, que para mí fue una eternidad que podría haber durado para siempre. Sus ojos brillaban con el resplandor de la inocencia de un niño... Reflejaban tal sinceridad que no pude evitar llorar de felicidad.

Él, al ver recorrer una lágrima mi mejilla, me la secó con su mano, y con una voz dulce y a la vez firme me dijo:

-Mi pequeña, no llores, siempre te he querido, pero este era el momento oportuno para que lo supieras... Eres la mujer de mi vida y no quiero perderte, jamás me separaré de tu lado.

Me volvió a rodear con sus brazos y sentí que su corazón también estaba acelerado. Ambos estábamos nerviosos. Volvimos a retomar el camino por la orilla de la playa... nuestro amigo el astro sol ya se había escondido por completo, solo quedaba un color anaranjado en el cielo, al que poco a poco iba invadiendo el negro de la noche. Cuando nos dimos cuenta nuestra amiga la luna nos iluminaba con un montón de estrellas a su alrededor. Nos sentamos frente a la orilla para contemplar ese precioso manto que estaba sobre nuestras cabezas.

Me coloqué entre sus piernas, y él me rodeo con sus brazos, y comenzamos a hablar de cómo sería vivir juntos, compartir una vida… En algún instante al reposar mi cabeza sobre su hombro, me quedé dormida. Al despertar, me di cuenta que todo había sido una ilusión, pero me prometí algo a mí misma, que tendría que hacerlo realidad, todo aquello había sido demasiado real, demasiado bonito, como para tener que cumplirlo.