Sueño de Gamma

Gamma se sentía confuso. Se despertó sin heridas, con un terrible sopor, entre espesas nubes negras que no le dejaban ver siquiera el suelo. Apenas podía verse a sí mismo, gracias a una luz azul que parecía estar a unos veinte metros de él, esparcida como otras similares que dibujaban probablemente un páramo con pocas irregularidades en el terreno.

Intentaba moverse, pero sus piernas le pesaban. Al hacerlo, el mareo había ido en aumento, haciéndolo oscilar de un lado al otro mientras intentaba permanecer con los ojos abiertos.

Sus párpados pendían como su ánimo. Si no hubiera visto hacía un momento las nubes, habría pensado que eran sus pestañas las que le impedían ver dónde estaba.

Una voz parecía resonar en su cabeza, cada vez con más potencia. Una voz de mujer que le gritaba ahora claramente "¿Por qué no viniste?", una y otra vez, con pequeñas pausas que parecían esperar una respuesta

Claro que se acordaba de ella. Lo había abandonado una noche, tras mucho tiempo viajando juntos. Simplemente había desaparecido. Gamma había perdido su sonrisa, pero ni por un momento pensó en buscarla. Todo el cuarto estaba en orden, y sólo ella habría podido salir sola sin que él se despertara.

-¡No tenía sentido buscarte!

Gamma había terminado su grito en una mueca de dolor, mientras notaba como sus fuerzas se desvanecían aún más. A duras penas sacó sus espadas enfundadas del cinturón y consiguió volver a erguirse, agachado, apoyándose con ellas como muletas, con cuidado de no dañar demasiado sus fundas con el suelo.

Cuando había terminado, ya se estaba demasiado cerca una figura espectral, envuelta en sombras, de la que sólo se podía atisbar una forma redondeada que sólo podía ser su melena contra el viento.