Todo imaginábamos el futuro como un progreso, como un lugar mejor y cómodo para vivir, rascacielos cuyo final era imperceptible para la vista, coches que vuelan y robots mayordomos con los que no tendrías ni que levantarte para ir al baño. No podíamos estar más equivocados, todos pensaban en que pasaría cuando se descubriese una nueva fuente de energía, pero nadie pensaba que no se encontraría antes de que las ya existentes se acabasen. Destrucción, masacre, unos estados querían el petroleo de otros. Guerras a todas horas, sangre derramada por cada rincón de este mundo, que poco a poco perdía ese cielo azul, este se teñía de un gris ceniza, cuyo aire intoxicado inhalábamos a cada segundo. Estados Unidos se batía en numerosas luchas, tanto internas como externas, con el fin de no ser vencido y de sobrevivir. Mi nombre es Jack Stroker. Estoy involucrado en esta guerra, las balas salen del cañón de mi arma automática, eliminando a cada ser que se interponía en su trayectoria. Pensé que el mundo estaba llegando en su fin, que toda esta mierda acabaría por reventarlo literalmente. Pero todavía quedaba algo peor por venir. Peor que tener que luchar por mi vida, peor que tener poco para comer y peor incluso que no saber si mi familia esta viva o muerta.
Corea del norte, en su combate por el petroleo hallado en Alemania, destruyó accidentalmente la mayor central nuclear del mundo, construida en Alemania en el 2054, cien años antes de esta masacre. Provocó tal explosión que acabo con toda Europa, o eso creía todo el ejercito. Pues al quinto día de aquel acontecimiento, los guerreros, se levantaron, muchos de ellos, se arrastraban a causa de sus miembros mutilados tras la explosión. Después de aquel asombro, pensamos que seguirían luchando, pero no. Parecían haberse aliado para matarnos. Parecían haberse vuelto más resistentes, con un tiro bien asentado entre ceja y ceja, bastaba para que su cabeza rodase por el suelo, eso si, podías arrancarle un brazo, una pierna, da lo mismo, ellos intentarían morderte. Si, mordían, no usaban armas de fuego, ese mordisco era letal, la muerte llegaba en tres días, a continuación, te levantabas y te unías a ellos, no estaban vivos, pero tampoco muertos, la guerra pasó de ser una conquista, a ser una batalla en la que tu vida corría el riesgo de acabarse.
El lado positivo era, que ya teníamos comida para todos los supervivientes hasta su fecha de caducidad, en Canadá eramos un pelotón de 53 personas, que terminaron siendo siete por esta oleada de muerte. De ellos solo conocía a 3:
Rachel: La conocí poco antes de la explosión, es morena, tiene el pelo largo, normalmente recogido con una coleta, un metro setenta mas o menos, ojos marrones y bastante pecho, para ser sincero, me atrae bastante
Tom: Es el mas mayor de nosotros, pero el mas veterano, pelo canoso, metro ochenta, arrugas, AK-47, vamos como cualquier otro anciano. Me lo presento Rachel después de esta mierda.
Charlie: Es mi mejor amigo desde que teníamos trece años, como pasa el tiempo, es pelirrojo y de ojos azules, le van mas las armas de corta distancia, como las escopetas, mide uno setenta y cinco y es bastante bromista, a veces pesado, todo hay que decirlo.
Teníamos que sobrevivir, esa era la principal razón de que sucediesen los siguientes acontecimientos, que estoy dispuesto a dar a conocer: